Nefropatía diabética
La nefropatía diabética es el nombre que se da a las alteraciones en el riñón que se producen en personas con diabetes cuando su control de la glucosa en sangre y otros factores asociados no ha sido adecuado. Forma parte de las complicaciones crónicas de las diabetes mellitus.
Síntomas
En las primeras etapas de la nefropatía diabética, es muy posible que no notes ningún signo ni síntoma. En etapas posteriores, los signos y los síntomas pueden incluir lo siguiente:
Empeoramiento del control de la presión arterial
Proteína en la orina
Hinchazón de pies, tobillos, manos u ojos
Aumento de la necesidad de orinar
Menor necesidad de insulina o medicamentos para la diabetes
Confusión o dificultad para concentrarse
Falta de aire
Pérdida de apetito
Náuseas y vómitos
Picazón constante
Fatiga
¿Cuáles son las causas de la nefropatía diabética?
Factores que favorecen la afectación renal:
Tiempo de evolución de la diabetes. La nefropatía aparece en el 50% de los pacientes después de 20 años del comienzo de la diabetes.
Hipertensión arterial. La presencia de hipertensión arterial es el factor de riesgo en los diabéticos mas importante para el desarrollo de nefropatía.
Hb glicosilada. Hay una relación entre el grado control de la glucemia medido por el porcentaje de hemoglobina glicosilada y las lesiones micro vasculares. Por otra parte el control intensivo de la glucemia enlentece el desarrollo de la glomerulosclerosis.
Hiperlipoproteinemia.
Obesidad.
Pruebas médicas para la nefropatía diabética
Existen diferentes exámenes médicos para que el médico pueda diagnosticar la nefropatía diabética en el estado menos avanzado posible. Sin embargo es recomendable que, una vez al año, el paciente se realice un análisis de orina, en el que se analiza y se busca la proteína denominada albúmina. En ocasiones el especialista puede encargar un examen para microalbuminuria, precisamente para encontrar cantidades pequeñas de albúmina. Cuando el paciente sufre diabetes el especialista realiza un examen de orina para buscar el exceso de proteína una vez anualmente, porqué una cantidad demasiado grande de proteína es una señal clara de daño renal. La hipertensión arterial también acompaña en ocasiones a la nefropatía diabética.
Este tipo de hipertensión se desarrolla muy rápido o puede llegar a ser una enfermedad difícil de controlar. El médico además revisará los riñones cada año a través de los análisis de sangre o otros exámenes médicos que pueden dar información sobre:
Proteína en orina de 24 horas
Niveles sanguíneos de fósforo, calcio, bicarbonato, PTH y potasio
Hemoglobina
Hematocrito
Electroforesis de proteína en orina
Por último una biopsia del riñón puede confirmar el diagnóstico. Aunque el especialista en ocasiones no necesitará una biopsia para ofrecer un diagnóstico correcto. La biopsia únicamente se realizará para ocasiones en los que haya dudas al respecto.
Tratamiento
Mantenimiento de la Hb glucosilada (HbA1C) ≤ 7,0
Control agresivo de la presión arterial, comenzando con la inhibición de la angiotensina
Control de la glucemia
El tratamiento básico es el control estricto de la glucosa para mantener la concentración de HbA1C ≤ 7,0; el mantenimiento de la euglucemia reduce la microalbuminuria, pero puede no retrasar la progresión de la enfermedad una vez que la nefropatía diabética está bien establecida.
Control de la presión arterial
El control de la glucosa debe estar también acompañado por el control estricto de la presión arterial, por debajo de 130/80 mmHg, aunque algunos autores no recomiendan presión arterial < 140/90 mmHg. Algunos sugieren que la presión arterial debe ser de 110 a 120/65 a 80 mmHg, en especial en pacientes con excreción de proteínas > 1 g/día; sin embargo, otros consideran que valores < 120/85 mmHg se asocian con un aumento de la mortalidad cardiovascular y la insuficiencia cardíaca.
La inhibición de la angiotensina constituye la terapia de primera línea. Así, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y los bloqueantes de los receptores de angiotensina II (BRAII) son los antihipertensivos de elección; reducen la tensión arterial y la proteinuria y ralentizan la progresión de la nefropatía diabética. En general, los inhibidores de la ECA son menos costosos, pero los BRAII pueden usarse en su lugar si los primeros causan tos persistente. El tratamiento debe iniciarse cuando se detecta la microalbuminuria, independientemente de si hay hipertensión; algunos especialistas recomiendan administrar los fármacos incluso antes de que aparezcan los signos de enfermedad renal.
La mayoría de los pacientes deben recibir diuréticos además de los inhibidores de angiotensina para alcanzar la presión arterial deseada. La dosis debe disminuirse si aparecen síntomas de hipotensión ortostática o si la creatinina sérica aumenta en más del 30%.
Prevención
Para reducir el riesgo de sufrir nefropatía diabética:
Acude a las citas médicas periódicas para el control de la diabetes. Acude a las citas médicas anuales (o a citas más frecuentes si te lo recomienda tu equipo de atención médica) para comprobar el grado de control que tienes sobre la diabetes y para detectar la nefropatía diabética y otras complicaciones.
Trata la diabetes. Con un tratamiento eficaz de la diabetes, es posible que puedas prevenir o retrasar la nefropatía diabética.
Controla la presión arterial alta u otras enfermedades. Si tienes presión arterial alta u otras afecciones que incrementen tu riesgo de enfermedad renal, trabaja con tu médico para controlarlas.
Sigue las instrucciones de los medicamentos de venta libre. Sigue las instrucciones de los envases de los analgésicos de venta libre, como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroides, como el naproxeno (Aleve) y el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros). Tomar estos tipos de analgésicos puede causarles daño renal a las personas con nefropatía diabética.
Mantén un peso saludable. Si tienes un peso saludable, dedícate a mantenerlo al hacer actividad física la mayoría de los días de la semana. Si necesitas perder peso, habla con tu médico sobre estrategias para lograrlo, como aumentar la actividad física diaria y consumir menos calorías.
No fumes. El hábito de fumar cigarrillos puede dañar tus riñones y empeorar el daño renal existente. Si eres fumador, habla con tu médico sobre las estrategias para dejar el hábito de fumar. Los grupos de apoyo, el asesoramiento y algunos medicamentos pueden ayudarte a dejar el hábito de fumar.
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