Fiebre
El cuerpo mantiene una temperatura constante mediante un centro, llamado termorregulador, localizado en una parte del cerebro llamada hipotálamo. Cuando ese centro, por diferentes causas, establece una temperatura más elevada, se produce la fiebre.
Habitualmente la temperatura es algo más baja a primera hora del día, en torno a las 6 de la mañana, y alcanza su máximo entre las 4 y las 6 de la tarde. A esas horas, temperaturas de hasta 37,7 grados pueden ser perfectamente normales.
Hablamos de febrícula si la fiebre es de escasa magnitud (menor de 38º C) y de fiebre si se superan los 38 ºC.
La fiebre muy elevada o acompañada de síntomas muy acusados debe ser tratada. También en los casos de convulsiones febriles en los niños, en la mujer embarazada, o en enfermos con alteración importante cardiaca, pulmonar o cerebral.
Sin embargo, no parece tan claro que sea necesario quitar la fiebre leve o moderada, y en muchas ocasiones puede ocultar información importante para el diagnóstico.
Síntomas:
En la aparición de la fiebre se puede distinguir en tres fases:
Instauración o comienzo de la fiebre, que será más o menos aparente según la velocidad de instauración. Si es una instauración muy rápida se produce piel de gallina, fría, pálida y contracciones musculares (escalofríos y tiritona).
Mantenimiento de la fiebre, tras equilibrarse la producción y eliminación de calor y permanecer el organismo a una temperatura elevada.
Descenso de la fiebre, cuando la temperatura se normaliza tras producirse una pérdida de calor. Si la bajada de la fiebre es muy rápida se produce una sudoración profusa.
Por lo tanto, la tiritona significa aumento de fiebre brusco y la sudación bajada brusca de la misma. Lo normal es que ambos procesos sean graduales y no se manifieste ni el escalofrío ni la sudación.
La fiebre produce muchas molestias y disconfort en el paciente (debilidad, dolor de cabeza, imposibilidad de concentración, etc.).
Causas
Las sustancias que producen fiebre reciben el nombre de pirógenos. Estos pueden provenir del interior o del exterior del organismo. Los microorganismos y las sustancias que ellos producen (como las toxinas) son ejemplos de pirógenos que se forman en el exterior del cuerpo. Los pirógenos formados dentro del organismo suelen ser producidos por monocitos y macrófagos (dos tipos de glóbulos blancos o leucocitos). Los pirógenos exteriores al organismo provocan fiebre al estimularlo para que produzca sus propios pirógenos, o bien afectando directamente el área del cerebro que controla la temperatura corporal.
La infección no es la única causa de fiebre. La fiebre también puede ser consecuencia de la inflamación, una reacción a un fármaco, una reacción alérgica, trastornos autoinmunitarios (cuando el cuerpo produce anticuerpos anormales que atacan sus propios tejidos) y cáncer no detectado (especialmente leucemia, linfoma, o cáncer de riñón).
Muchos trastornos pueden causar fiebre. En general se los clasifica como
- Infecciosos (más común)
- Neoplásicos (cáncer)
- Inflamatorios
Es muy probable que una infección sea la causa en los adultos con una fiebre que dura 4 días o menos. Es más probable que una causa no infecciosa sea responsable de la fiebre cuando esta dura mucho tiempo o es recurrente.
Muchos cánceres producen fiebre.
Tratamiento:
La fiebre no tendría que bajarse siempre y rápidamente, aunque es difícil dar normas estrictas.
En general resulta aconsejable tomar antitérmicos (aspirina o paracetamol) en caso de:
Temperatura elevada: las temperaturas mayores de 41ºC son más perjudiciales que beneficiosas y mantenidas cierto tiempo pueden dañar a diversos órganos.
Niños con convulsiones febriles: deben mantenerse la temperatura por debajo de 38ºC. Tras un episodio de estas convulsiones se recomienda dar antitérmicos cuando se superen los 37,5ºC, para evitar la repetición.
Mujeres embarazadas.
Ancianos.
Personas con problemas cardiacos, pulmonares o cerebrales.
Cuando la fiebre produzca muchas molestias al paciente.
Por el contrario, no esta indicado bajar la fiebre en los siguientes casos:
Febrícula: las temperaturas menores de 38ºC suelen ser poco molestas y pueden dar información valiosa sobre la enfermedad.
Cuando no hay un diagnóstico claro. Al bajar la fiebre también se alivian otros síntomas como el dolor y, además, se alteran los patrones de la fiebre que pueden dar una idea de la enfermedad que eleva la temperatura. Una situación frecuente en las urgencias médicas es el retraso en el diagnóstico de una apendicitis por dar antipiréticos a niños con dolor abdominal y fiebre sin consultar al médico.
Factores de riesgo
Ciertas circunstancias (factores de riesgo) hacen que las personas sean más propensas a tener fiebre. Estos factores de riesgo incluyen:
El estado de salud del sujeto
La edad del sujeto
Ciertas ocupaciones
El uso de ciertos procedimientos médicos y medicamentos
Exposición a las infecciones (por ejemplo, a través de los viajes o el contacto con personas, animales o insectos infectados).
Complicaciones en niños
Es posible que los niños de entre 6 meses y 5 años sufran convulsiones provocadas por la fiebre (convulsiones febriles) que suelen suponer la pérdida del conocimiento y temblores en las extremidades a ambos lados del cuerpo. Aunque es alarmante para los padres, la gran mayoría de las convulsiones febriles no causa efectos duraderos.
Si se produce una convulsión, realiza lo siguiente:
Recuesta a tu hijo de costado o boca abajo en el piso
Quita cualquier objeto filoso que esté cerca de tu hijo
Afloja la ropa ajustada
Sujeta a tu hijo para evitar que sufra lesiones
No coloques nada en la boca de tu hijo ni intentes detener la convulsión
La mayoría de las convulsiones se detiene sin intervención. Lleva a tu hijo al médico lo antes posible después de la convulsión para determinar la causa de la fiebre.
Cuidar de su salud es lo más importante al largo de la vida
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