Tendinitis
La tendinitis es la inflamación de un tendón, la estructura fibrosa que une el músculo con el hueso. Generalmente, se producen por sobreuso de los tendones. La tendinitis puede afectar a cualquier tendón del cuerpo.
¿Cuáles son los síntomas de la tendinitis?
Los síntomas suelen aparecer en el punto donde el tendón se une al hueso. Los más habituales son:
Dolor: suele ser de instauración progresiva y se puede tornar agudo e intenso al mover la extremidad o la articulación afectada. También puede aparecer durante la noche o en forma de rigidez matutina.
Mayor sensibilidad en la zona.
Hinchazón leve.
En ocasiones, enrojecimiento o irradiación de calor.
¿Cómo se diagnostica?
El médico elaborará su historia clínica a través de preguntas como éstas:
¿Cuándo sintió el dolor por primera vez?
¿Con qué intensidad?
¿Qué cosas hacen que el dolor empeore?
Su médico le realizará un examen físico para averiguar dónde está el dolor y para revisar otras articulaciones. El examen específico depende de la zona del cuerpo que esté comprometida.
¿Cómo se trata la tendinitis?
El objetivo del tratamiento es mitigar el dolor y reducir la inflamación del tendón. Debe comenzarse lo antes posible y, normalmente, se basa en:
Reposo: el descanso de la articulación lesionada permite que el tejido se recupere, por lo que, durante un periodo de tiempo, no pueden llevarse a cabo las actividades laborales o ejercicios físicos que afectan al tendón inflamado, aunque sí pueden realizarse aquellos que no ejerzan presión sobre él. También puede ser necesario inmovilizar la articulación con algún tipo de férula o dispositivo ortopédico como muñequeras, cabestrillos o muletas.
-Durante el reposo, puede ser beneficioso aplicar frío en la zona afectada -varias veces y durante un máximo de veinte minutos- para el tratamiento del dolor agudo en las primeras 48 horas). Más adelante, si se convierte en un dolor crónico, puede resultar de más utilidad aplicar calor húmedo o seco.
-También es beneficioso inmovilizar la zona afectada para protegerla de más lesiones. Para ello, son útiles diferentes dispositivos (férulas, cabestrillos, muñequeras, muletas).
-La compresión del área inflamada con vendas o bandas elásticas ayuda a reducir la hinchazón y recuperar la movilidad.
-Durante el periodo de reposo de la articulación, deben seguir realizándose todas las actividades que no afecten al tendón lesionado, ya que la inactividad prolongada puede producir la pérdida de flexibilidad. Por este mismo motivo, cuando finalice el descanso, es conveniente mover la articulación con suavidad hasta su límite máximo de movilidad unas cuatro veces al día.
Fármacos. Pueden ser:
–Medicamentos analgésicos y antiinflamatorios: por ejemplo, la aspirina, el naproxeno y el ibuprofeno -si se necesita tomarlos durante más de diez días, se debe consultar a un profesional sanitario-. Suelen tomarse por vía oral, pero también pueden aplicarse cremas tópicas con efecto antiinflamatorio.
-Corticoesteroides: las inyecciones de cortisona ayudan a reducir la inflamación y a mitigar el dolor, aunque no se recomiendan para tendinitis crónicas ni de forma frecuente en una misma zona.
-Plasma rico en plaquetas: es una solución preparada a partir de una muestra de sangre propia, que se inyecta en la zona de irritación crónica del tendón. A día de hoy, es necesaria mayor evidencia científica que avale su uso.
-Fisioterapia: un programa de ejercicios específicos puede ayudar a estirar y fortalecer el tendón y el músculo afectados. Masajes, hidroterapia y ultrasonidos son otro tipo de ayudas fisioterápicas que pueden ser beneficiosas, siempre según los casos.
En el caso de que los anteriores tratamientos no sean efectivos, puede ser necesario recurrir a los siguientes procedimientos:
Punción seca: se ejecutan pequeños orificios en el tendón con una aguja fina para estimular su curación.
Tratamiento con ultrasónico: se inserta en el tendón, por medio de una pequeña incisión, un dispositivo que elimina el tejido cicatricial con ondas sonoras ultrasónicas.
Cirugía: si el tendón se llega a romper y especialmente si se ha desprendido del hueso, suele ser necesaria una intervención quirúrgica.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para tener tendinitis incluyen la edad, trabajar en empleos específicos o participar en determinados deportes.
Edad
A medida que las personas envejecen, sus tendones se vuelven menos flexibles, lo que los hace más vulnerables a las lesiones.
Profesión
La tendinitis es más frecuente en personas cuyos empleos implican lo siguiente:
Movimientos repetitivos
Posiciones incómodas
Alcanzar lugares por encima de la cabeza con frecuencia
Vibraciones
Gran esfuerzo físico
Deportes
Es más probable que padezcas tendinitis si participas en determinados deportes que implican movimientos repetitivos, especialmente si tu técnica no es óptima. Esto puede ocurrir con:
Béisbol
Básquetbol
Bolos
Golf
Correr
Natación
Tenis
Prevención
Para reducir el riesgo de padecer tendinitis, sigue estas sugerencias:
Relájate. Evita actividades que provoquen un esfuerzo excesivo para tus tendones, especialmente por períodos prolongados. Si notas dolor durante un ejercicio en particular, suspende y descansa.
Combínalo. Si un ejercicio o actividad te causa un dolor persistente y particular, intenta otra cosa. Los ejercicios con máquinas te pueden ayudar a combinar un ejercicio de carga por impacto, como correr, con ejercicios de menor impacto, como andar en bicicleta o la natación.
Mejora tu técnica. Si tu técnica en una actividad o ejercicio es deficiente, puedes estar predisponiéndote a tener problemas con los tendones. Considera tomar clases u obtener instrucciones profesionales cuando comienzas un deporte nuevo o cuando usas equipos para ejercicios.
Estira. Después del ejercicio, tómate tu tiempo para estirar, y así poder maximizar la amplitud de movimiento de tus articulaciones. Esto puede ayudar a minimizar los traumatismos reiterados en tejidos tensos. El mejor momento para estirar es después del ejercicio, cuando los músculos entraron en calor.
Usa una correcta ergonomía en el lugar de trabajo. Si es posible, haz una evaluación ergonómica de tu lugar de trabajo y ajusta tu silla, teclado y escritorio siguiendo las recomendaciones para tu estatura, longitud de brazos y tareas habituales. Esto te ayudará a proteger todas tus articulaciones y tendones de la tensión excesiva.
Prepara tus músculos para practicar deportes. Fortalecer los músculos que usas en tu actividad o deporte puede ayudarlos a resistir mejor el esfuerzo y la carga.
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